¿Cuantas veces te han dicho que si la nariz de tu perro está caliente y escamada significa que está enfermo? Te revelamos la verdad de este bulo.
La nariz no es un termómetro fiable, debemos hacer una toma rectal.
Entorno al perro giran muchos mitos: la dominancia, los años del perro o que ven en blanco y negro. Todos están demasiado arraigados en nuestra cultura que no pasan desapercibidos, sino que hasta los toman como verdad absoluta.
Sin embargo, los mitos que están relacionados con la salud y el comportamiento del animal son las más peligrosas, porque nos dan consejos erróneos .
El más popular es el que asegura que la nariz fría y húmeda es signo de buena salud, mientras que una nariz caliente y seca implica enfermedad. Pero no, el morro del perro no es un termómetro fiable.
Entiende la nariz del perro.
Los perros nacen ciegos y sordos, pero con el sentido del olfato desarrollado completamente. A las semanas, irán abriendo los ojos y destapando la cavidad auditiva, no obstante la nariz seguirá siendo muy sutil para procesar la información de su entorno, por ejemplo para llegar a las glándulas mamareas de la madre para alimentarse a las pocas semanas.
Por lo tanto, la nariz es la parte más compleja del perro, compuesta por más de 200 millones de células receptivas al olor, lo que la hace única. Sin embargo, la forma cambia según el perro, motivo por el cual la nariz sirve como huella identificativa en algunos países.
Normalmente, el hocico del can ha de estar fría y húmeda, pero nada tiene que ver con su estado de salud. La temperatura de la nariz está regulada por factores externos, como el clima y el ejercicio. Con sus lamidos pueden mantener la humedad deseada, gracias a la producción de mucosa.
Las premisas que mantienen la nariz en un perfecto estado son dos variables muy dudosas, ya que un perro sano puede tener el mismo día la nariz seca y caliente por un exceso de ejercicio, o húmeda y fría, por haber comido. Pero la leyenda está tan arraigada que a día de hoy seguimos tocando la trufa de nuestro compañero para asegurarnos que está bien.
El origen del mito.
Muchos no saben con seguridad cuándo se extendió este mito, pero algunos científicos presuponen que fue en una época donde el moquillo canino estaba muy extendido.
Se trata de un virus que provoca hiperqueratosis, que consiste en el engrosamiento de la nariz y de las almohadillas de las patas. Los análisis de sangre eran muy costosos y no estaban a disposición de todos los centros veterinarios. Por lo que debían encontrar otras maneras de realizar un diagnóstico, a través de exploraciones a los perros.
Para controlar la enfermedad canina, las familias verificaban diariamente la trufa del perro en varios momentos del día. Es decir, una nariz fría y húmeda se consideraba prueba de que el perro no tenía el moquillo.
¿Por qué a veces se les reseca y calienta la nariz?
Cuando el perro tiene la nariz húmeda capta un mayor número de olores, además de determinar su procedencia y dirección. Aparte, forma parte de sus sistema para poder regular la temperatura corporal, a modo de mecanismo de refrigeración. Por eso se lamen constantemente, no significa que se están relamiendo por comida o tengan hambre.
El perro cuando duerme no está pendiente de mantener mojada su trufa. Puede ser uno de los sencillos motivos por lo que su nariz está seca, con una simple siesta. También sucede al ejercitarse demasiado y no haberse hidratado durante el juego cuando estéis paseando o en el parque. No deberían ser situaciones alarmantes, ya que dejando un tiempo de recuperación, la nariz volverá a estar como siempre, húmeda.
Por otra parte, cuando hace mucha calor y el perro está olfateando demasiado su temperatura sube, es decir, que la trufa se calienta, al estar en contacto con diferentes superficies. Pero al refrescarse o cambiar de actividad la temperatura desciende hasta volver a tener la trufa fría.
Sin embargo, la genética de las razas afecta a la temperatura y humedad del perro. Por eso, es importante que conozcamos bien los parámetros normales de temperatura y humedad de la nariz de nuestro perro, pero también los de coloración, aspecto y estructura, para poder acudir al veterinario en caso de notar cualquier cambio.
¿Cómo se toma la temperatura a un perro?
Se toma la temperatura del perro de una única forma: rectal. Aunque parece sencillo, es complicado e incómodo para un perro, si nunca lo hemos habituado a la manipulación en veterinarios.
Por seguridad, lo mejor es hacerlo entre dos personas. Hay que sujetar al perro de pie, subir la cola con cuidado e introducir la punta metálica del termómetro en el ano. Retiraremos cuando el termómetro haya dado la señal sonora de que ha pasado el tiempo. No olvides desinfectar lo con alcohol al finalizar.
La temperatura normal de un perro es un más elevada que la de los humanos. Por ello, no te asustes porque la temperatura normal en perros adultos oscila entre los 37’8 y 39,2ºC. Los cachorros recién nacidos, en cambio, su temperatura oscila entre los 34,4 grados y los 36,1 grados, mientras que en los que ya tienen cuatros semanas aumenta hasta los 37,8 grados.
Los síntomas de un perro con fiebre son el aletargamiento y falta de apetito, además de la temperatura corporal alta.