No es normal pero puede ocurrir. Tras un despiste, perdemos de vista a nuestro perro.
En un segundo con el móvil, ya no ves a tu perro. Empiezas a llamarlo a grito pelado y no lo encuentras.
Os contaré una historia que el otro día me pasó, y que creo que os servirá realmente para entender la importancia de tu estado cuando llamas a tu perro a tu lado.
El otro día volviendo a casa en plena noche veo un hombre gritando a pleno pulmón llamando a su perro. Debía haberlo perdido de vista y estaba bastante pálido. De repente lo vio al otro lado de Paseo Sant Gervasi, una calle bastante ancha de la parte alta de Barcelona, y por la que aún pasaban coches, motos y autobuses muy rápido.
Los nervios del hombre iban en aumento al ver el peligro en que estaba su perro.
Le gritó que se quedara quieto. El perro se movía intranquilo, dando vueltas sobre sí mismo como si en cualquier momento fuera a salir corriendo en dirección contraria.
En cuanto el chico pudo cruzar la calle, cogió al animal por el collar y empezó a gritarle, «¿QUÉ HAS HECHO? ¡¡TIENES QUE IR A MI LADO!! ¡¡JUNTO!!».
Mientras le gritaba le pegaba una vez y otra, con la mano y con la correa (supongo que debido a su frustración y al mal rato que debía haber pasado).
La frustración de ese hombre lo canalizó hacia su perro, con una paliza.
Consecuencias de esa actitud hacen que, cuando llames al perro y le des una orden, el perro piense que si hace caso, va a recibir palos. El can está relacionado que cada vez que acuda a tu llamada le pegarás. Es importante porque cada vez te va a hacer menos caso de tus órdenes.
Al final relacionará tus ordenes con palos y hostias.
Si no te hace caso, no lo sueltes. Si se te escapa, premia que te haga caso. Pero no le pegues porque te hace caso. Es ilógico, porque él no entiende al peligro en que se encontraba y sólo seguía tus órdenes.
Debilitará el vínculo con tu perro, cuando tendría que ser al revés.
Gracias a este comportamiento tan negativo estás creando un vínculo des afectivo con tu perro. El resultado es que nunca te hará caso, al sólo usar técnicas aversivas. En cambio, si premias cada vez, aunque tarde, la llamada de tu perro estarás creando un vínculo afectivo.