Son muchos que se preguntan por qué su gato siempre muerde cuando lo acarician.
En ocasiones es difícil entender esta reacción tan agresiva en nuestros gatos cuando simplemente buscamos darles cariño. Pero, como suele ocurrir, que tu gato te muerda tiene un motivo, y, mejor aún, se puede evitar con unos fáciles consejos.
¿Quieres saber cómo?
No te preocupes, te voy a ayudar a que no vuelva a repetirse de manera tan acentuada esos ataques. Muchas veces achacamos al nivel de tolerancia del gato, pero debemos reconocer que como humanos abusamos de nuestra posición.
Observa y comprende el lenguaje de tu gato.
En muchas ocasiones, simplemente tenemos que observar las reacciones del gato. Los gatos tienen su manera de socializar con los de su entorno. Hay que aceptar que los gatos no son perros. No se comunican igual, ni aprenden de la misma manera o responden a los mismos estímulos. Son dos especies distintas, aunque el humano ha domesticado a ambas, son completamente distintas entre ellas.
Los que tenemos felinos en nuestras vidas sabemos que son animales especiales y a los que hay que adaptarse y conocer. No puedes castigar a un gato de la misma manera que un perro, aunque lo ideal sería que nunca castigaras a tu perro (no hay necesidad si sabes aplicar métodos positivos). Al gato hay que entender que las cosas que hace no son por malicia. lo hace porque le motiva alguna cosa que tú desconoces.
La agresividad por irritación se da cuando los acariciamos.
Es algo frecuente que cuando acariciamos a nuestro gato hay un momento que pare para voltearse y morderte. Se llama agresividad por irritación se da por el contacto físico. A los gatos no les suele gustar mucho el contacto físico, por eso te muerden cuando los acaricias de forma excesiva. Se debe jugar con él todos los días varias veces con distintos objetos, nunca con el cuerpo, y mucho menos con las manos.
Conoce las partes que le estimulan.
Si observas bien, el contacto entre gatos son momentos puntuales y breves en las zonas donde tienen situadas las feromonas: cara, cuello o su zona lateral. Por ello, deberás imitar cómo se acarician entre ellos y repetir. Es decir, al gato (por muy cabezota que seas) no le gusta que le manoseen la barriga ni la zona posterior de su cuerpo (repetimos que no es un perro).
La prevención siempre será de ayuda.
En realidad el gato te está avisando cuando va a efectuar su ataque. El problema es que el humano no sabe interpretarlo. El felino te manda unas señales que las agrupamos como señales de agresividad:
- Pupilas dilatadas.
- Mirar fijamente a la persona que será atacada, con los bigotes y cuello estirados y las orejas hacia atrás.
- Cola separada del cuerpo, doblada hacia abajo o vertical con la punta doblada hacia arriba.
- Erizamiento del pelo de la espalda.
Los ejercicios para practicar.
La mejor manera para que no te desesperes con tu gato es realizar unos ejercicios diarios muy sencillos, donde ambos váis a agradecer y mejorará vuestro vínculo, además del bienestar de todos los del núcleo familiar.
El primero se trata de aprovechar cuando el gato quiere ser acariciado para conocer el umbral de tolerancia, es decir, empieza a contar cuantas caricias (además de qué zona es su predilecta) puede tolerar hasta que te muerda. Si sólo puedes darle cinco caricias, no intentes darle una sexta.
El segundo ejercicio que te propongo es que lo acaricies mientras está comiendo durante unos segundos, sin molestarlo (no seas muy invasivo). De esta manera empezará a asociar tu contacto con algo positivo como es la comida.
El tercer y último ejercicio es que cuando le retires la comida, mientras se está relamiendo, le acaricies. El felino estará pendiente de la lata de comida, por ejemplo, en vez de querer morder tu mano.
Repite estos ejercicios diariamente durante períodos breves y verás que mejorará, no solo su umbral de tolerancia al contacto, sino vuestro vínculo.
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